La Stewards’ Cup (G1) se convirtió en el particular ‘cementerio de elefantes’ en el que fue a caer Golden Sixty (Medaglia d’Oro) y lo que se antojaba como un trámite festivo acabó convirtiéndose en una pesadilla para el gran favorito. Que el campeón de Hong Kong igualara el récord de Silent Witness (El Moxie) pagaba a 1.05, pero al igual que le sucediera a cracks como Citation (Bull Lea) en 1950 y Cigar (Palace Music) en 1996, la racha triunfal se paró en los dieciséis. Waikuku (Harbour Watch), que hace dos años batió en la misma carrera a otro crack de la talla de Beaty Generation (Road the Rock), dio la sorpresa.
Todo se le puso de cara a Golden Sixty: atrapado en la cuerda en la última posición en una carrera sin tren, su jockey, Vincent Ho, tardó demasiado en encontrar una escapatoria y cuando logró que viera pista alcanzar a Waikuku ya era misión imposible. «El cajón de salida fue el causante de nuestra derrota. En una carrera sin tren había que colocarlo más cerca de la punta pero resultó imposible», afirmó su entrenador, Francis Lui, que añadió que su pupilo regresó sin problema alguno. Su futuro pasa por la Queen’s Silver Jubilee (G1), sobre 1.400 metros, o la Hong Kong Gold Cup (G1), sobre 2.000, esta última ya la ganó el año pasado.
Fotografía: The Hong Kong Jockey Club