No suele ser fácil acertar en este mundo de las carreras de caballos. Lo programado es difícil que se cumpla sin contratiempos, pero cuando se apuesta por la calidad y no se deja nada al azar, lo difícil resulta del todo sencillo.
El pasado 12 de febrero 49.620€ aparecieron en la papeleta para reclamar la compra de Inishnee (Al Wukair). Acababa de ganar una carrera en la fibra de Chantilly y tenía ya un objetivo en mente el 1 de mayo: ganar la Poule en Madrid. Este tipo de apuestas no suelen salir bien. Pero pronto Inishnee dejó sensación de que esa pequeña potra que había cambiado dos veces de preparador en 2022 (Bietolini y Decouz) tenía más motor que el necesario para codearse en reclamares a principios de año. Quinta en un Listed en Saint Cloud en marzo y cuarta de un Grupo III en Longchamp en abril eran sus credenciales antes de su día D. Papeles que le catapultaban al favoritismo, pese a que en Madrid la aguardaban quizás las dos mejores yeguas de los últimos años. Samedi Rien (Bated Breath), con su misma hoja de ruta y además conocedora ya de la pista, y Portalma (Churchill), yegua de clase como se han visto pocas por estos lares.
Sousa firmó la monta de Inishnee. Sabían que era el mejor. Y no lo dudaron. La yegua lució guapa en el paddock, pero también lo hacían sus dos rivales. La carrera se iba a desarrollar a un ritmo frenético que, en principio, no tendría que molestarla. Samedi Rien afrontaba por vez primera la milla con muchas dudas sobre su capacidad de aliento y Portalma, con sólo tres carreras en su historial, parecía acoger de buen grado el paso ligero al que se iba a correr la prueba. Ya lo anunció Délcher, Christian, que la opción de Nasab (Ribchester), si había alguna, era correr de verdad y que para eso tenía la bala de Incredit (Profitable). Dicho y hecho, al galope Nicolás de Julián se lanza desde el poste de la milla a que haya paso. Portalma, con Cadel a la grupa, acepta el órdago. A Samedi Rien no le queda más remedio que tratar de no perder comba e Inishnee, tras una salida algo defectuosa, galopa en retaguardia a sabiendas de que los billetes se reparten en la recta.
Y de qué manera. Sousa espera al cambio de mano y tras un primer fustazo con la derecha, ve como Inishnee cambia de ritmo y se va a por sus dos rivales. Ya la carrera no es a once como en los cajones. Es una Poule a tres. Portalma aguanta a Samedi Rien, con la que Janacek hace lo imposible para aprovechar la estela del ‘avion’ que le sobrepasa por su derecha en un segundo cambio de ritmo digno de una gran potra. Inishnee cumple el papel escrito en febrero. Portalma esperará a junio para escribir su mejor obra, posiblemente en el Oaks. Y Samedi Rien aplaude su tercer puesto como el mejor lugar posible y sonríe al conocer que una marchará a París y la otra volará sobre dos curvas.
Y si el Valderas nos reconfortó con la lógica quizá sea porque antes hubo un Cimera que nos dejó algo pensativos. Ojo, que un diez a Catapum (Ectot), caballo presentado de forma perfecta por Ion Elarre y que mostró el corazón de gladiador que tanto gusta a los buenos aficionados, pero para una Clásica se espera más. Fue el mejor y ante los mejores. Nada qué decir. Ganar la Poule en la carrera número 12 no es ningún decoro, pero sí es extraño. Tenemos una generación de tres años entre los machos que es mejorable. Y eso es una realidad más tangible que la alegría del buen preparador vasco en el día de la Madre. No lo olvidará este 1 de mayo.
Magic Warrior (Kodiac), un caballo comprado en Inglaterra también para la ocasión, parecía el ganador a mitad de recta, pero le faltó pulmón a la montura de Jaime Gelabert y le sobró corazón y buen hacer a la de Fabrice Veron que en el amparo de los palos se creció en la lucha. Tras ellos Galilodge (Galiway), rumor a voces en el Hipódromo, acababa tercero tras una recta complicada, tal vez por lo mucho que aguantó Turco (Late Telegraph), finalmente quinto tras comandar casi toda la carrera. Maamur (Tamayuz) amagó en mitad de recta pero no fue el potro del Torre Arias.
En resumen, las Poules nos dejan las dos caras de la moneda. La satisfacción de ver dos buenas carreras. Esto no es fútbol, pero la Liga no sólo se gana en el Bernabéu. Hay que sufrirla en todos los campos. Al estilo Catapum también se ganan cosas y el brillo de Inishnee es evidente que lucirá más en el recuerdo de una generación que pasa por Francia, camino de Lasarte, y que seguiremos viendo en Madrid. Es lo que tenemos. Habrá que disfrutarlo.
Autor: Alberto Martín.
Foto: Salva Maroto – Hipódromo de la Zarzuela