Disillusion, ¿el sucesor de Equiano?

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Aunque, afortunadamente para un turf minúsculo como el español, en la última década hemos disfrutado de estrellas del calibre de Noozhoh Canarias, Friné o Rodaballo, hay que remontarse hasta Equiano, ganador en 2008 y 2010 del King’s Stands Stakes (G1) en Royal Ascot, para dar con un ‘flyer’ puro entrenado en nuestro país.

El jueves, 27 octubre, muchos recordamos al que fuera pupilo de Mauri Delcher al ver como Disillusion (Profitable) plantaba cara a la armada británica, implacable en sus incursiones en territorio francés este año, y terminaba segundo, a un cuello del ganador Proverb (Harry Angel), en el Critérium de Vitesse (Listed), en ParisLongchamp.

El dos años, propiedad de la cuadra Mediterráneo, era el menos jugado del lote con un dividendo de 34/1 en PMU. Sin embargo, la confianza era plena en su entorno. «Obviamente sí lo llevamos hasta allí es porque pensábamos que iba a correr bien, pero me sorprendió, sobre todo, el tiempo que hicieron (56.97 segundos) que fue impresionante», nos advirtió su entrenador, Álvaro Soto, que admite haber hipotecado su vida para vivir momentos como este. «El caballo se comportó todo el viaje como un profesional, como si lo hubiera hecho toda su vida. Fue una prueba para ver que podíamos hacer con él de cara al año que viene y la sacó con notable alto, no el sobresaliente porque no ganó, pero el notable alto sí que lo tiene» añade.

Disillusion batió a corredores con experiencia en pruebas de Grupo como Maylandsea (Havana Grey), segunda de Grupo 2 y 3 en Inglaterra; Lady Hamana (I Am Invicible); Exxtra (Starpangledbanner), segunda de Listed en Francia; Ardad’s Great (Ardad), segunda de Listed en Irlanda y Clearpoint (Ardad). Su inexperiencia la compensó con una frescura impropia de un potro a esta altura del año. «Tuvo un problemita en enero, le operamos y necesitó un tiempo de recuperación. Al potro lo teníamos en alta estima. Se pagó caro por él el año pasado, 50.000 euros, con un origen precioso, muy precoz. Empezó a trabajar más serio en mayo y debutó a final de agosto. No es algo que se haya hecho queriendo, pero al final las cosas pasan por algo. Si lo hubiera exprimido en verano no habría llegado tan fresco a esta carrera y eso ha sido una ventaja respecto a los rivales que venían de correr en su mayoría cinco o seis veces», explica Soto.

Temporada clásica fuera de España

«Tengo una idea muy clara con él que todavía no he planteado al propietario», avanzaba tras la cita parisina Soto. «Creo que tiene margen de mejora por su cabeza y carácter. Si nos fijamos en su padre, dio su mejor valor a cuatro años. Tengo altas expectativas y un programa hecho en mi cabeza con dos variantes. En España, por desgracia, no tenemos nada para los tres años en primavera, ya que te tienes que enfrentar directamente a los viejos, y es algo que no voy a hacer».

La falta de un programa para los velocistas de la generación clásica no es algo nuevo, Equiano se vio en la misma tesitura tras concluir su campaña precoz siendo batido por Rituss y Yepes en el Criterium. Así lo recuerda Mauri Delcher: «Sabíamos que tenía una aptitud por la velocidad, el problema es que no teníamos programa para él y decidimos abordar el Critérium. Nos dimos cuenta que por ese camino no íbamos a conseguir nada y que era mejor buscarle las carreras más aptas a sus cualidades, por eso aquel invierno nos dedicamos a trabajarle en la velocidad pura y ya la primera carrera que disputó a tres años fue en Francia, sobre 1200 metros». El preparador español, afincado en Paris, estaba presente en Longchamp y cree que actuaciones como la de Disillusion «tienen que invitar a la gente a competir y a perder el miedo a salir al extranjero. Cuando tienes un buena caballo hay que ser valiente y osado».

Un jockey top como José Luis Martínez también lo vio claro desde su victoria en el maiden en línea recta disputado en La Zarzuela. «El potro realizó todos los cambios de mano y la respiración, que es completamente distinta a una carrera con curva, a la perfección», afirmó en el recinto de ganadores. Y Álvaro Soto acepta el desafío de cara a 2023. «Como entrenador trato de explotar las virtudes del caballo y si me esta diciendo que su mejor valor lo da en linea recta y velocidad, no lo voy a sacar de ahí. Es un flyer puro. No va a pasar de 1200 metros». A los aficionados solo nos falta soñar porque precisamente la ilusión es el motor de nuestro deporte.