Anaya y Martínez protagonistas del Family Day

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Óscar Anaya y José Luis Martínez no han coincidido mucho. Apenas nada. Pero, desde luego, ambos han sido los dos grandes protagonistas del Family Day. El preparador argentino firmó dos triunfos más para cerrar el año con ochenta victorias (80 carreras y 81 ganadores), en lo que es nuevo récord en nuestro turf. Y el jockey madrileño se despidió en esta fecha, dando una exhibición con Quick Reflex (Arrogate), a sabiendas de que posiblemente sea la última vez que le veamos a los estribos de un caballo de carreras en Madrid. Son dos hechos que, por sí solos, ya llenarían en lo deportivo cualquier jornada. Y, posiblemente, este 2022 sea recordado por ambos acontecimientos. El mejor año de Anaya y la despedida por la puerta grande de Martínez, el jockey que supo ganar hasta el último día.

No fue una jornada demasiado agradable en lo climatológico. Tampoco podemos esperar veinte grados a estas alturas del año. Pero el hipódromo ya ha hecho suya la fiesta del Family Day. Y eso es una buena noticia. Niños y muchos; aficionados, menos. ¿Es malo? Ni mucho menos. Aquí todo suma por más que se cobrara la entrada a los mayores de 4 años o que el tiempo fuera gélido. Había buen ambiente y muchas cosas alrededor de las carreras para los más pequeños, aunque como ya he dicho muchas veces echo en falta siempre que las actividades estén ubicadas más cerca de la pista, donde el contacto visual con los caballos es más estrecho que en zonas donde no hay cercanía al lugar donde se disputa lo importante. Porque sí, lo que mueve todo esto son las carreras.
Y en la pista lo mejor fue Quick Reflex. El dos años de la Yeguada Centurión fue un obús en la segunda carrera del programa. Su origen de relumbrón ya hacía presagiar, que si no pagaba su primera salida, podíamos estar ante un caballo de carreras capaz de poner en fila a todos sus rivales a lo largo de los 1.700 metros de carrera. Dicho y hecho. Desde el golpe de cajones , dando por buena su presencia en el rail más interior, José Luis Martínez le puso delante y ya no vio a sus rivales hasta su vuelta al círculo de ganadores. Ganó como quiso y dejó sensaciones contundentes, quizá no esperadas para una jornada como la de este Family Day. Pero el caballo era lo de menos, los aficionados sabíamos que había que aplaudir con ganas al que iba encima. José Luis Martínez nos acababa de brindar su última victoria. Y aunque le quedaba la opción de Vale (Vale Of York) en la última carrera, el momento de verle ganar acariciando a Quick Reflex podía ser motivo más que suficiente para justificar la presencia en las abarrotadas gradas entre carritos y gritos infantiles a destiempo. Eso y estar presente en el pasillo, que sus compañeros le hicieron en su última aparición en el paddock con los colores verdinegro de Vale, aunque bien sabe que servidor lo imagino con los colores rojigualdas de la cuadra Madrileña, cuando aún soñaba con lograr todo aquello que ha conseguido regalarnos a los aficionados. Grande y eterno.

Antes de este triunfo, Aarash (Nelson Groom) había vuelto a la punta y a la victoria. El caballo de Reza Pazooki es, quizá, el más parecido físicamente a su padre y además con las hechuras de Baby Cookie. Producto 100% de su propietario y capaz de, si coge la punta, crecerse en cualquier distancia. Lo comprobó La Mal Amada (Kingston Hill) que, a pesar de intimidarle por dentro en los últimos metros, no pudo con el galope a más de Aarash y la inteligente monta de su amazona. A pesar de los metros, el de Óscar Anaya empezaba a hacer bueno los números de su preparador. 79 victorias. Y le faltaba la 80 que llegó con otro producto de la casa. Este más 100% del argentino. Porque quién se lo dio fue Baba Karam (Bated Breath), el hijo de Bahraj, una yegua velocista que reinó en Mijas, cuando Anaya daba sus primeros pasos. Ahora ya queda poco de aquel preparador. Hoy, aunque Arizkorreta (que firma otro diciembre aciago sin victorias) le supera en ganancias, no hay nadie que gane más que el argentino. Y eso en España es difícil. Mucho.

Autor: Alberto Martín – Fotógrafo: Óscar Blázquez